HISTORIA DE JESÚS NAZARENO
Esta bella y milagrosa imagen fue traída desde Quito por los frailes de Santo Domingo a la ciudad de Pasto. La imagen llego a Pasto en 1605 y permaneció hasta 1725 año en el que se quedó definitivamente por su propio poder en floreciente y hermosa población de El Tambo.
El Fraile Vicente de Mendoza regia la
categoría prioral de los dominicos, tenía como necesidad primera; el ensanche y
construcción de otras naves de la iglesia.
El consejo eclesiástico y comunidad
se determinó que para recolectar limosnas para dichos gastos, se sacara una
imagen de Jesucristo con un itinerario prestablecido de antemano seria de
recorrer algunos alrededores de la ciudad de Pasto y llegar hasta poblaciones
donde lo pusieran. Fue así como la brillante idea del Fraile José de Valderrama
y aprobada por los padres Francisco de Húngara, Pedro Sarmiento, Hernando Córdoba
y Agustín Fuenmayor se dio comienzo a la gira sagrada que haría la portentosa
imagen de Jesús Nazareno, que para tal recorrido fue escogida como por un
designo divino.
Al llegar a la población de El Tambo tuvo
una nutrida aclamación a su paso por veredas, caseríos y se constituyó en un día
de fiesta comunitaria, se paralizo hasta el mismo mercado del día domingo
porque el júbilo fue general. Fu su domingo de ramos en El Tambo.
Antes de llegar la imagen de Jesús
Nazareno a El Tambo, cinco años después de la fundación de pueblo en 1713, había
una capilla dedicada a Nuestra Señora de la Natividad y a la Virgen de Dolores.
El ilustre divino visitante, Jesús Nazareno
recorrió las veredas de Espada, Capulí, Trojayaco, Chuza, San Pedro, Pocaurco,
La Torrecilla, Charge Y Guallimbanga; pero al regresar nuevamente a El Tambo,
se pensó regresar la imagen hacia la capital de Pasto. Se realizaron los
preparativos correspondientes de salida la víspera, pero al tratar de
levantarlo la vendita imagen de Jesús Nazareno, la fuerza humana de tres
hombres fornidos no la pudieron mover. Una fuerza misteriosa, tal vez la de el
mismo Jesús impidió lo sacara de El Tambo, él quiso quedarse allí para siempre,
acompañándolos, bendiciéndolos y ayudándolos.
Se quiso quedar en El Tambo porque históricamente
era una de los “Tambos” o lugares preindicados de descanso y negocios más
sanos, donde el caminante encontraba reposo espiritual, los negocios se los emprendía
con serenidad y conciencia para favorecerse mutuamente.
Con todas sus llagas, dolores, heridas
y mucha sangre, pero principalmente la que se desprende de la cabeza, Jesús
Nazareno en El Tambo para bañar su rostro con el sudor del trabajo limpio del
campesino tambeño, esta con la mirada moribunda puesta en el alma y en la
mirada de cada habitante de El Tambo, desde los niños hasta los ancianos, esta
es la imagen con una paz celestial que impresiona y sus manos prestas a
bendecir, aliviar y ayudar a todos.
Esta sentado en un sillón, le pende una cadena que llega a las dos manos y termina en unos nudos metálicos con los que fue azotado. Túnica y capa morada. Los pies con dos pintas de sangre. Cabello largo con bigote como eran los habitantes de Nazaret, adornos bordados en oro, manos llenas de llagas y ensangrentadas. El rosto presenta dos heridas en cada pómulo. Imagen hecha en la escuela de Quito. Sus ojos tienen expresión de dolor, el ojo derecho está casi cerrado y el izquierdo abierto y bien expresivo.
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